martes, 10 de septiembre de 2013

EL CAGAZO DE VOLAR

No me gustan los aviones y no me gusta volar. Viajar me produce estrés, preocupación y creo que envejezco un poco con cada vuelo. Es un sentimiento que se va acrecentando con los años y más aún con la maternidad, siempre que tengo que desplazarme por el aire siento que será mi última vez, que de esa no me salvo...

La idea de volar me genera muchos nervios. Antes me parecía imposible que algo me pudiera pasar, ahora no. Llegó una bomba en un avión de Avianca en 1989, pasó el accidente de American Airlines en 1995 en el cual perdí a una de mis mejores amigas, y bummmm: estalló el 11 de septiembre, paradójicamente vuelo ese mismo día. Y me di cuenta que aunque me digan que volar es más seguro que viajar en carro, siempre está la posibilidad de que algo pase... Si, yo sé, como la vida misma, pero la impotencia que siento en un avión no la siento en los otros medios de transporte.

Si se retrasa el vuelo pienso que es por algún problema técnico. Si oigo ruidos, empiezo a enloquecerme y le miro la cara a las azafatas a ver si puedo descifrar algo. Si veo a algún pasajero con actitud sospechosa, empiezo a rezar y no le quito el ojo de encima en todo el vuelo. Y si se mueve... Ya se imaginarán cómo me pongo, rezo mentalmente para no asustar a Martina, puteo y vuelvo a rogar por una oportunidad para seguir viviendo.

Nunca me he drogado para viajar, siempre que he tenido la intención de hacerlo llego con la pastillita intacta. No se porqué pero pienso que si hay una emergencia y tengo algún chance de salvarme puedo perderlo por estar medio boba, medio grogui, y me olvido del asunto. El alcohol alguna vez me dio una mano pero arriba pega muy duro y con hija ya no lo logro, después aterrizo y me la quitan por irresponsable!!!

Así que a pocas horas de montarme en un aparato de esos para emprender lo que será mi viaje más largo en avión con Martina, estoy casi que literalmente "cagada del susto". Llevo una semana con palpitaciones, con malestar no sé si es en la boca del estómago o algo por allá en mis entrañas, pesadillas, contracturas musculares y lo más seguro es que llegue a mi destino con un fuego en la boca que me acompañará todas las vacaciones, fabuloso, ¿ah? No sigo porque de sólo escribirlo se me potenció el susto y estoy que llamo a cancelar. Mejor me voy a repasar lo que haría si sucede x o y cosa y súper Olga tiene que tomar las riendas y controlar la situación.

jueves, 22 de agosto de 2013

EN LAS GARRAS DE DEXTER

Caí rendida a los pies del famoso asesino en serie, me devoro los capítulos, uno tras otro sin descanso; no tiendo la cama, no arreglo la cocina y tampoco guardo la ropa por estar pegada a él y a sus andanzas. Ya llegué a la última temporada y la única razón por la que saco tiempo para contarlo es porque el episodio que sigue se demora eternidades en bajar. Estoy ansiosa, nerviosa, emocionada, aterrada y triste, lo admito, la tristeza de saber que ya pronto no lo volveré a ver me tiene cabizbaja, deprimida… Estas series no debían acabarse nunca, pero el tema se agota.

Los que no la han visto, ¿qué esperan? Es la historia de un forense especializado en análisis de salpicaduras de sangre de la Policía de Miami, quien también es un sicópata, un asesino serial, encargado de deshacerse de la basura criminal que habita las calles de la ciudad ya que la justicia no puede. Wowwww. Michael C. Hall y su carita al principio no me convencían, es muy por el estilo de Matt Damon que cero me gusta, pero con el pasar del tiempo me fue comprando y ahora soy toda suya, que me perdone mi marido, pero esa miradita de malo y que uno sabe que algo se trae, es sexy.

Hay noches en que sueño con él, nada erótico, sexual o por el estilo, simplemente soy su amiga, su confidente y lo ayudo, mejor dicho, lo oigo y le doy un par de consejos. Yo que en mi vida sólo he matado intencionalmente a un pato cuando era pequeña, yo que de adulta he tenido ganas locas de eliminar a varios perros, pero que se queda en eso, en ganas, yo que soy muy buena, yo, yo, yo soy SU amiga. No quiero decir que Dexter haya despertado mi lado criminal pero lo aplaudo, lo admiro y en la vida real lo quisiera tener de mi lado, en mi parche, compartiendo un par de cervezas… Hasta mi lima le prestaría, mi preciada lima, mi arma, tal vez la podría incorporar en su “kit de limpieza”, él si me podría enseñar a defenderme con ella.

Cada que veo en los noticieros, periódicos e Internet las atrocidades cometidas por violadores, asesinos, pedófilos, guerrilleros y malandros en general, y en su mayoría reincidentes, constato que la justicia está coja, que faltan leyes fuertes, que la pena de muerte y la cadena perpetua debían aplicarse con mano dura en todo el mundo, que a veces estamos solos, que somos vulnerables a cualquier ataque… Pero si todas las ciudades tuvieran aunque sea un Dexter en sus filas aplicando el Código de Harry, la Ley del Talión, podríamos respirar más tranquilos… Puede que suene cruel, el mundo es cruel, somos simplemente víctimas de mucho enfermo suelto… Necesitamos a Dexter. ¡Que viva DEXTER! ¿Quién me regala una D?...

miércoles, 31 de julio de 2013

LA LORA DE LOS "WORD GAMES"

El error en las medallas de los juegos mundiales fue y sigue siendo noticia. Para los que no saben, en vez de decir “World” (mundo), dice “Word” (palabra). Es un error vergonzoso, de esos que uno sólo puede decir: trágame tierra… y ¡¡¡entera por favor!!! Puede ser sólo una L, pero esa letra cambia todo el sentido de "World Games". Y la falta de esa letra ha sido motivo de burlas, chistes, resentimientos y peleas. Con toda la razón.

No se trata de criticar ni quitarle importancia al maravilloso evento que por estos días cubre de alegría mi tierra, los que lo están viviendo saben que es algo increíble y muy bien "jalao", sea o no valorado por el resto del país y los canales nacionales. Pero es que es inaudito que esto pase y que nadie haya dicho nada antes de empezar a repartir oro, plata y bronce a diestra y siniestra.

Yo llevo 3 semanas sin ver TV, desconectada, y me enteré de este hecho gracias a Facebook y el alboroto de mis amigos. Unos se burlaban, otros atacaban destacando el evento y empezó una guerra llena de pendejadas que no vienen al caso. Es un error nefasto y horripilante. Esas cosas simplemente no pueden pasar. ¿De quién es la culpa?, ¿dónde las hicieron?, ¿quién se comió la L?, ¿importa? Claro que sí. Dicen que mandaron el boceto bien pero que cuando el proveedor las entregó no se dieron cuenta… A ver… ¿Acaso las revisó el único pelagato que no hablaba inglés?, ¿sólo una persona tuvo acceso a las medallas? Otros dicen que ni siquiera las revisaron, ridículo. Sea de quien sea la culpa, lo cierto es que gracias a ese errorcito fuimos el hazmerreír de la semana y con gran despliegue. Suficiente tenemos oyendo “hubieron tantas medallas”, “habían participantes de…”, para rematar con esta perlita, ¿no creen?

Si las corrigen está bien, es lo mínimo que pueden hacer pero nunca se olvidará este error tan garrafal. Tampoco sirve empezar debates de colombianidad ni regionalismos. Si se percataron en su momento, mejor le hubieran dado a los ganadores un bono para reclamar un champús y un aborrajado pues barriga llena, corazón contento, como con la medalla.