miércoles, 16 de septiembre de 2015

EL DÍA MÁS FELIZ DE MI VIDA


Hoy, hace 16 años exactamente, el 16 de septiembre de 1999, volvió mi papá. Volvió es un decir, lo entregaron, lo devolvieron, lo LIBERARON, después de 13 meses de cautiverio, después de estar alejado de su familia, viviendo en el monte, a la intemperie; después de haberse perdido cumpleaños, navidad, el grado universitario de su hijo y mil cosas más. Por eso hoy celebro la vida, hace 16 años revivimos como familia, brindamos, nos abrazamos, y las lágrimas y el dolor se convirtieron en risas y alegría, lo teníamos de nuevo con nosotros, más flaco y acabado pero vivo, y eso era lo que importaba. Fuimos afortunados, otros secuestrados nunca regresan.

El 25 de agosto de 1998 lo privó de su libertad la guerrilla, el ELN, y ese día cambió nuestra vida. Fueron 13 meses de ausencia, incertidumbre, miedo, ansiedad, impotencia, estrés; noches de insomnio, de planteos e interrogantes, noches eternas… Cada integrante de la familia lo vivió de manera diferente pero siempre con dolor, mucho dolor…

Esta amarga experiencia me lleva a pensar como lo hago hoy en día, y aunque al igual que todo los colombianos anhelo la paz y me encantaría que los famosos diálogos tuvieran un final feliz y tener un país libre de guerrilla, de violencia, de miedo; exijo justicia, justicia por mi papá, por mi familia, por los millones de secuestrados (los muertos en cautiverio y los que regresaron vivos) que hemos tenido en todos estos años y sus familias, justicia por los miembros de la policía y del ejército muertos en combate o atacados simplemente por ser uniformados, justicia por los miles de niños que conocieron a sus padres en fotos, justicia por todos los que de alguna manera han sido víctimas de este flagelo.

La guerrilla (FARC, ELN) no detiene sus agresiones, sigue secuestrando, sigue poniendo bombas, sigue atacando indiscriminadamente por todo lado, dejando policías, soldados y civiles (sin importar que sean menores) heridos, muertos; mientras “los pluma blanca” de estos grupos insurgentes se pasean a sus anchas por La Habana, felices, plácidos, sonriendo, tomando ron y fumando habanos, y sus hijos en Europa estudiando en las mejores universidades y teniendo vidas de millonarios, ¿y el pueblo? Sufre y vive atemorizado. Así, sabrosa la vida…

No escribo como politóloga ni experta en el tema, estoy lejos de serlo, simplemente lo hago como una colombiana más a la que le duele el país, a la que le ha tocado vivir los atropellos de estos hampones, asesinos, extorsionistas, manipuladores, violadores, ladrones… Y aunque de cierta forma logré perdonar, nunca podré olvidar y por eso me aterra que estos criminales se salgan con la suya, que no reciban su merecido castigo. Los actos tienen consecuencias, y un ser pensante y consciente no va por la vida haciendo daño a diestra y siniestra porque sabe que tiene que pagar, tarde o temprano, su error. Obvio que apoyo la reinserción social, que se les brinden oportunidades laborales, carro, casa y beca si quieren, pero de ahí a tenerlos en el gobierno de senadores, congresistas o cualquiera de esos curules para que sigan robando y pisoteando a mi gente, hay mucho trecho. Que paguen como cualquier persona con cárcel, que sean castigados por el mal que han hecho y después si que apliquen para lo que quieran.

Es como si los asesinos, ladrones y malandros callejeros se unen, montan algún grupo o sindicato y se comprometen a dejar de hacer lo que vienen haciendo, siempre y cuando les borren el prontuario delictivo y los dejen seguir sus vidas como si nada; total ya los muertos, muertos están, lo robado se lo gastaron y el mal está hecho. La justicia divina no nos soluciona nada, es ahora que tienen que retribuirle a la sociedad tanto daño causado.

Hace 16 años fue el día más feliz de mi vida, volví a sentir a mi papá, volví a verlo reír, volvimos a ser una familia completa y hoy puedo disfrutar de su presencia y mi hija pudo conocer a su abuelo, pero es muy triste ver que no hemos avanzado en nada, que esta gente sigue inmune, burlándose de todo un país y que nuestro presidente haga parte de este circo. ¿Quién nos devuelve a nosotros el dinero pagado por la liberación, los meses perdidos, la ausencia de tantos momentos, el desgaste emocional? Nadie. Sigo sonriendo porque gracias a Dios no voté por este señor y porque mi SEÑOR padre (este si con mayúscula sostenida) duerme plácidamente en su cama y atrás quedaron los días de “cambuches” en el monte, pasando frío, hambre y conviviendo con encapuchados que tenían la orden de matarlo si trataba de recuperar su libertad.

martes, 1 de septiembre de 2015

EL LUJO DE VOLAR

A muchos les habrá pasado lo mismo que a mí ayer cuando salió al ruedo la famosa promoción de Avianca. Me emocioné, casi hasta las lágrimas, cuando leí en El Tiempo digital:
Avianca, en alianza con el Gobierno, anuncia descuentos de hasta 50 %
La campaña, dirigida a turistas extranjeros y nacionales, busca impulsar el turismo en el país.
Y El Espectador también titulaba:
Lo dice Fabio Villegas, presidente de Avianca
“Venir a Colombia es ahora 40% más barato”: presidente de Avianca
La aerolínea y Procolombia esperan atraer a unos 50.000 turistas internacionales a raíz de la reducción en el precio de los tiquetes.


Sonreí. Me sentí victoriosa. Siquiera esperé hasta septiembre para sacar los tiquetes… Aunque al leer el artículo completo había excepciones y aclaraba descuentos solo para temporada baja (que por lo visto ya no existe), igual me entusiasmé con la idea, y como siempre he preferido viajar por Avianca y apoyar nuestra aerolínea; decidí esperar hasta las 2:00 a.m., hora argentina, a que salieran las flamantes promociones y poder visitar mi tierra a precios lógicos y razonables.

Desde principios de agosto he estado buscando tiquetes Buenos Aires – Cali – Buenos Aires para viajar con Martina, mi hija, y combinando idas y venidas y haciendo maromas ciberespaciales, ambos tiquetes me salen en U$2527,51 dólares (U$1465,31 adulto y U$1062,20 menor)… Uno no sabe si reír o llorar con esos precios… Así que ansiosa y esperanzada aguardé, como un animal hambriento a su presa, a que apareciera el link que me llevaría a Colombia, segura de que con tanta oferta se abriría un nuevo abanico de posibilidades….

Pero para mi sorpresa, ya no me salen a U$2527,51 sino a U$2328,65… wowwww, ¡¡¡un aplauso para Avianca!!!! Y nada de Ejecutiva, esos exorbitantes precios son para clase turista, gallinero, donde te cobran por llegar con las piernas entumidas/entumecidas, tortícolis y culis por ahí derecho y hambre!!! Y para la supuesta temporada baja pasa igual, los precios son casi exactos a los que había visto el mes pasado. Dice en la web de Avianca y en los mails que te llegan: Argentina desde U$625 y buscando del 5 de septiembre al 20 que se supone que funciona la imperdible promoción, el pasaje del adulto sale a U$1421, 96 (U$40 de diferencia con temporada alta).

Que alguien me explique cómo funcionan estas promociones, qué hay que hacer, dónde hay que llamar, qué rifa compro, a quién me charlo… Estoy segura que fui de las primeras en visitar la página y ya venenoso todo. O seaaaaa, estamos en el mismo continente, no hay charco que cruzar, son 6 horas, el avión de Lima a Cali es cualquiera, ¡¡¡hasta el mismo idioma!!!

Y para rematar, no es que se paga más y se obtiene más, cada vez hay que viajar más ligero de equipaje, pásese 500 gramos del peso reglamentario y le toca abrir maletas en el aeropuerto para dejar el café, las arepitas, el manjarblanco y el guaro o los alfajores y el fernet!!! Con estos precios, mínimo todos debíamos tener acceso a las famosas salas VIP y comer y beber desaforadamente para amortiguar el golpe y estar relajados por si se retrasa el vuelo. Yo no tengo ninguna tarjeta, ni diamond, ni gold, ni nada de eso, la simple Avianca Plus (por eso cuando viajo no pongo que estoy en la sala VIP de X aeropuerto, jojojo) que ni las millas sirven porque para usarlas en este trayecto, el viaje de 6 horas sale en 20.

Si esa es la forma en que Avianca, ProColombia y el Fondo Nacional de Turismo (Fontur) buscan promover al país como destino turístico nacional e internacional, están jodidos!!! Está bien que ver a la familia no tiene precio pero tienen huevo y gigante!!! Ahora estoy indignada, triste e histérica!!! Es una publicidad engañosa y he perdido tiempo, sueño e ilusiones en el camino. No están acercando ni a los turistas a Colombia ni a los que vivimos afuera a nuestras familias. Nos dejan “vaciados” y ni a una novenita bailable vamos a poder invitar cuando lleguemos.

El “Realismo Mágico” del que hablan se debe referir a que toca hacer magia o volverse “mágico” (en una época en Colombia se le decía así a los mafiosos, narcotraficantes, traquetos) para llegar hasta allá, y nuestra realidad actual es tan triste que por ir, debían encimar un vuelo nacional por cada internacional comprado. El único riesgo es que toque quedarse por que no hay cómo pagar el tiquete de regreso.