miércoles, 29 de mayo de 2019

martes, 3 de julio de 2018

SÍ, SÍ, COLOMBIA

Seguro cantó el título cuando trató de leerlo, ¿no? Y siguió con el sí, sí, Caribe, tucutá, tucutá, tucurrucutucutá, seguido por un raro ceceo… Bueno así lo canto yo en mi cabeza y sola… En vivo soy un poco más recatada y discreta … Este estribillo pegajoso lleva más de 30 años sonando en nuestra patria y cuando juega LA Selección vuelve a salir al ruedo y lo tarareamos sin parar así queramos evitarlo, nos hace poner la piel de gallina, “aguar ojo” e inflar pecho cuando lo oímos acompañando a la tricolor, sus goles y sus triunfos. Me cuentan que en Rusia hay otras canciones pero ninguna pega del todo, definitivamente no es nuestro fuerte, tenemos barras flojas y obsoletas, ya va siendo hora de inventar nuevas…

Poropopóoo, poropopóoo, el que no salte, no es tricolor… Mejor dejémoslas de lado... A minutos de vivir un encuentro decisivo, admito que cada vez me cuesta más seguir los partidos de fútbol, mantener mi atención por 90 minutos requiere mucho esfuerzo y concentración. Me pierdo fácil y el 70% de las veces veo los goles en su repetición, cuando los hacen estoy en otra, por eso ir a la cancha no me enloquece. Este Mundial lo he vivido casi sola pero comentando los partidos importantes con mi familia y con amigas por whatsapp, nos mandamos memes (ole que gente tan rápida para hacerlos, todo un arte), calificamos a los jugadores (no precisamente por su desempeño en la cancha) y compartimos inquietudes. Así que por más sola que lo vea siempre hay alguien al otro lado del celular haciéndome el aguante.


También han sido muy pocos los partidos vistos. Creo que la falta de alcohol no me ha permitido compenetrarme del todo con la fiesta mundialista. Los Mundiales siempre fueron sinónimo de reuniones con amigos, tragos, recochita y fiesta. Si ganábamos nos excedíamos y podíamos terminar con mariachis en la casa, y si perdíamos… también, ya entrados en gastos, ¿qué más daba?, ¿no? Soñaba con mis mañanas de mimosas y camparis, mis tardes de cerveza y vino rosé... Soñaba con mi casa llena de amigas, risas y festejos... No pido que lo entiendan, pero me amarga no poder brindar, no poder calmar los nervios con una copa o un vaso o una botella de alguna bebida alcohólica. A mis 41 no soy tan madura para ver a los otros tomar y yo a punta de café y gaseosita.

Obviamente los de Colombia los he visto todos, a palo seco pero completicos. Los de Argentina también pero sin tanto entusiasmo, aunque admito que en el partido contra Nigeria, el gol de Marcos Rojo terminando el encuentro, me emocionó. El partido Colombia – Japón me dejó aburrida, triste y dubitativa. El de Colombia – Polonia lo vi con amigos y fue una delicia, tremendo partidazo, y unos golazos que me llenaron el alma de goce y esperanza. Y ver a Falcao marcando su primer gol en un Mundial, uffffff, y a Cuadrado y a Mina… y a Ospina atajar... ¡Maravillosos! Y volvió el sufrimiento en el de Colombia – Senegal y aunque el gol de Mina me hizo profundamente feliz, me dio un dolorcito por Senegal, soy muy buena… Quería que pasaran ellos. Me fascinó su hinchada, sus trajes típicos, su música, el colorido y la onda del DT… Aunque mejor pasar por ganar que pasar por resultado de terceros, ni hablar...


Acá, en Argentina, me recuerdan continuamente que somos un equipo chico con solo 6 mundiales encima. Que en 3 de ellos salimos en la primera ronda (Chile 1962, Estados Unidos 1994 y Francia 1998), que en otro llegamos a octavos (Italia 1990) y que lo mejor que hicimos fue en Brasil 2014 que llegamos a cuartos. Que con Inglaterra no nos ven muchas posibilidades... Y bueno, de lo chico se hace lo grande, ¿no? Este ha sido un Mundial diferente y lleno de sorpresas desde el inicio. No fueron equipos favoritos como Italia y Holanda, ya quedaron eliminados Alemania, España, Argentina… Sería maravilloso que en esta sexta oportunidad subamos un peldaño más y sigamos avanzando y acercándonos a la tan deseada Copa. Inglaterra es un gran rival pero nuestros muachos y Pékerman van con toda y les tengo toda la fe del mundo... y eso que me considero mujer de poca fe.

Además, que rico darles de qué hablar a los ingleses, que Paul Merson se trague sus palabras y que The Sun mañana salga con un titular más amistoso. Para los que no saben, su portada de hoy decía: "Los Tres Leones se enfrentan a una nación que le dio al mundo a Shakira, un gran café y, eh... otras cosas, nosotros decimos ¡vamos Kane!", obviamente haciendo alusión a la droga (¡Go Kane!... Cokane), más trillado y de mal gusto imposible. Que la Selección Colombia hoy les de esas otras cosas... un buen fútbol, mucha alegría, pasión y sabrosura, un partido inolvidable y ojalá una goleada (soñar no cuesta nada), que sea un encuentro lleno de giros inesperados como una película de Woody Allen.


Y como en el deporte, y especialmente en el fútbol, es en lo único que todos los colombianos nos unimos, nos ponemos la camiseta y tiramos para el mismo lado, a elevar rezos y plegarias, a mandarle buena energía a nuestro equipo para que les podamos devolver la atención de los 2 goles que hace 20 años, el 26 de junio de 1998 en Francia 98, nos metieron los ingleses. Y que la suerte, factor de gran peso e importancia, también nos acompañe. Y que la fuerza también. Como todos, estoy ansiosa, emocionada, esperanzada, nerviosa, feliz… Lo que me preocupa de que Colombia gane, es que creo que me va a tocar irme para la Guardia (Urgencias) para poder celebrar con tranquilidad.

¿Listos? Sí, sí, Colombia, sí, sí, Caribe… Este cántico de mi generación fue sacado de la canción “Colombia Caribe” escrita por el músico Francisco Zumaqué en 1985 como himno del Festival del Caribe que se celebraba años atrás en Cartagena. Orquestas como Guayacán la hicieron conocida y actualmente ChocQuibTown hizo su versión, y hasta mi pequeña argentinita, Martina, la canta conmigo, no sin esbozar una tímida sonrisa por el poco sentido que le encuentra con el fútbol, pero qué importa, es el latir de un pueblo unido por una pasión. Así que mientras sale una nueva barra o composición igual de pegajosa, acá estamos listas para entonar este clásico en el partido de hoy contra Inglaterra, en inglés y en español…











viernes, 22 de junio de 2018

LAS REDES Y LA MOJIGATERÍA

Si hay algo que agradezco infinitamente en esta vida es no haber crecido en el auge de las redes sociales, haber podido disfrutar de una adolescencia y de unos años universitarios libres de videos, juicios de valor y señalamientos gratis por mis actos. Haber vivido una juventud tranquila, amable, genuina, sin la condena desaforada del otro. De lo contrario, seguramente mi reputación no sería la misma, hubiera pagado un par de multas más aparte de las de tránsito, me hubiera tocado hacer algún video explicativo o pidiendo perdón, servicio comunitario y quién sabe qué otras cosas para “encajar” en una sociedad mojigata y de doble moral como la nuestra. Obviamente crecí, cambié y mejoré como persona, y todavía me falta…

Ya es pan de cada día encontrar “noticias”, informes o chismes donde lapidan al protagonista de alguna foto o video sin analizar el contexto, lo que está detrás de lo que se ve, sin derecho a una réplica o una explicación por parte del “culpable”. Eso viene después, cuando puede ser demasiado tarde, cuando el daño ya está hecho. La presión mediática está descontrolada y todos hacemos parte de este circo.

El partido Colombia – Japón en el Mundial de Rusia que se juega actualmente, trajo consigo (aparte de la derrota) una cantidad de conflictos y de moralismos dignos de análisis antropológicos, que siguieron perpetuando la guerra en las redes que dejaron las elecciones presidenciales. Por todos lados insultos, amenazas, acusaciones; en algunos casos infundados, en otros con toda la razón, poniéndonos a pensar un poco sobre nuestro propio actuar. Todos tenemos que hacer un análisis interno y ver en qué estamos fallando como miembros de la sociedad, qué es lo que le vamos a inculcar a nuestros hijos que están tan expuestos a todo esto; antes de ir lanzando juicios y señalando olímpicamente el accionar ajeno.

El caso de Luis Felipe Gómez, quien se tomó un aguardiente que le brindó un conocido que lo había “encaletado” en unos binoculares, raya en la ridiculez. Vi el video en varios grupos de whatsapp, todo risas, que ahí estábamos pintados los colombianos, que el guarito de la felicidad después de tanta tristeza, que maravilloso el escondite. Cuando le metieron ética y moral, todos otra vez a opinar pero al revés, a hablar del mal ejemplo que daban, lo mal que hacían quedar a nuestro país, cambió el discurso al mejor estilo Petro. Y con tanto bombo, terminaron despidiendo a Luis Felipe de Avianca. El no lo entró, él no habló, se lo tomó y listo, se iba yendo… Yo en la misma situación seguro me hubiera empinado esos binoculares, hubiera hecho la ola y entonado un eh eh epa Colombia (esa si que nos hace quedar mal). ¿Es un bandido, un mal tipo, por recibir un trago? No creo. ¿Se merecía que lo echaran de su trabajo? Tampoco lo creo.


Según tengo entendido, las leyes prohíben desde hace varios años consumir bebidas alcohólicas en los recintos deportivos europeos pero para el Mundial se levantó esta medida, y al ser Budweiser unos de los patrocinadores del mismo, está permitida la venta de cerveza en los campos y en las zonas de aficionados. Se puede consumir alcohol, no se puede es entrarlo. Luis Felipe no lo hizo. Lo recibió y no creo que uno en ese momento piense si está bien o no tomárselo. Como muchas otras cosas que hacemos impulsivamente en nuestro diario vivir y que después analizamos y entendemos. Cuando vi que Luis Felipe era el de la mitad del video, no el de los binoculares ni el que hablaba, no lo podía creer (no lo conozco pero me pongo en su lugar) ni puedo todavía entender el proceder de Avianca. Además esta aerolínea hablando de principios y ejemplo cuando hace lo que le da la gana con los pasajeros, siempre tiene las de ganar, maltrata, sobrevende vuelos… déjense de joder. Para hacer juicios éticos y morales primero deben aplicarlos.

Por otro lado, está el caso de Guillermo Cárdenas Morales haciendo repetir a unos japonesas “yo soy perra”, deplorable en todo los sentidos. Se emborrachó y le salió mal el chiste, se le subieron los tragos y la malicia indígena a la cabeza. Vergonzoso. Cada día se desdibuja más la delgada línea entre lo supuestamente divertido y lo grotesco. El tipo es un desubicado, un irrespetuoso, un pelmazo, sí, todo eso y más. Con el escarnio público al que está siendo sometido seguro nunca más en su vida va a hacer otro comentario misógino o desobligante contra las mujeres. Le sacaron su Fan ID, se le jodió el Mundial y fue humillado como lo hizo él con las japonesas. Aplausos. Cualquier hombre va a pensarlo dos veces antes de mandar un chistecito así a sus amigos por más privado que sea. Pero ¿amenazas de muerte?, ¿castración?, ¿cárcel?... ¿Por qué no montan el mismo show con la cantidad de violadores, pedófilos, asesinos y golpeadores que aparecen a diario?, ¿porque no hay videos? Todo por hacernos los dignos en el exterior…

Yo me considero una persona de bien, creo que hago muchas cosas positivas y pongo mi granito de arena por tratar de construir un mundo mejor. Pero también admito que he hecho cosas que no son para obtener una medalla ni para sentirme orgullosa… También he entrado alcohol a lugares prohibidos como conciertos, hice la fila de embarazadas sin estarlo, aprovechándome de los kilitos de más y la pancita cervecera, saqué mi primer licencia de conducir acá en Buenos Aires a los 40 años, en Colombia siempre alguien “me hacía la vuelta”. También acá saque visas directamente, sin intermediarios, por primera vez. No he robado, no he matado, no me he metido con los hombres de mis amigas, dono, trato con respeto a todo el mundo y también he comprado DVD´s piratas…

No estoy haciendo una apología a la cultura del vivo bobo. Es un sincericidio, un llamado de atención para todos, para volver a trazar la desdibujada línea de lo correcto e incorrecto, de lo prohibido y permitido, para acordarnos que las normas son para cumplirlas, nos vean o no. Pues creo que sentimos que atentamos contra algo o infringimos alguna ley solo si hay testigos de nuestro proceder o si afectamos directamente a alguien, cuando hacemos un daño personal y no en las pequeñas cosas de la vida cotidiana a las que desafortunadamente estamos acostumbrados. De todos estos episodios bochornosos quedan enseñanzas. Pensemos antes de enseñarle a los niños a putear porque es divertido y se “oyen tan lindos”… Pensemos si vale la pena compartir los memes de Pablo Escobar anotando el nombre de la próxima víctima… Tenemos mucho por pensar…

Pensar y actuar… Porque es muy fácil señalar desde afuera. Cambiemos nuestra mentalidad criolla y tercermundista en la cual el vivo se desataca y tiene las de ganar. Los grandes cambios empiezan por pequeños pasos y en nuestras manos está empezarlos a dar. Dejar de adelantarse por la mano derecha en las carreteras, respetar a los peatones, dejar de colarse en las filas, dejar de hacer maromas para pagar menos impuestos, dejar de ofrecerle plata a un policía para que no nos multe o se lleve el carro a los patios, dejar de insultar a los meseros y señoras del servicio porque no nos entendieron, dejar de parquearse en cualquier lado porque son solo 3 minuticos, dejar de robarle internet al vecino, dejar la impuntualidad = respetar el tiempo del otro… No tirar basura a la calle, recoger el popó del perro… Tener a los empleados en blanco, pagar en tiempo y forma… Podría estar todo el día enumerando las cosas por dejar de hacer y redactar un nuevo manual de valores, pero todavía no creo ser la persona indicada. Muchos de los que hablan y señalan a Luis Felipe son de verdad, en la práctica, no muy buenas personas, pero no hay grabaciones que lo soporten o sustenten. Así que los invito a callarse, mirar para adentro y empezar a cambiar en la casita.

Aparentemente hemos evolucionado como sociedad y eso es maravilloso, pero ahora está “el gran hermano” pendiente de todo y mostrándonos que no siempre las cosas son como creemos. Ya es salir enmascarados por la vida o tomar consciencia real de nuestras acciones y dejar de lado el afán y la necesidad de mostrar todo lo que se hace, cómo se vive... La vida perfecta solo existe en las redes y por ellas mismas puede desaparecer. Si pasara como en la película española Perfectos Desconocidos y dejáramos nuestros celulares al alcance de todos para leer nuestros mensajes, ver nuestras fotos y videos, ¿qué nos encontraríamos? El que esté libre de pecado, que rompa el primer plato (el que lo entendió, lo entendió).










jueves, 14 de junio de 2018

"CON LAS BOLAS LLENAS"

Este puede ser uno de mis dichos favoritos argentinos. Cuando alguien dice que tiene las bolas llenas es que se cansó, que está hastiado, agotado, cansado, harto, de un tema en particular o de alguien puntual, y así estoy yo con la política, con los bandos y con los enfrentamientos ridículos de cada lado. Así estoy yo, con las bolas (que no tengo) llenas, repletas, a punto de estallar. Todos quieren un país mejor y en paz pero no respetan ya ni a los supuestos amigos que piensan diferente. En las redes está saliendo a relucir la miseria humana, insultan solo porque se puso una noticia que no comparten (o que no está “verificada”… ¿por quién?, ¿por los medios imparciales que tenemos? jua), un comentario que difiere del propio; perdimos las medidas, los límites, las proporciones, solo importa la posición personal y tener la razón, cueste lo que cueste.


Y al final, la política es como cualquier otra decisión personal, como el amor, como la amistad, como usar Crocs, como la musculosa / manga sisa masculina… Es cuestión de gustos y afinidades… De sentirse cómodo con la decisión tomada. Cada persona se basa en su experiencia de vida, sus puntos en común, en la empatía que le genera, y eso no lo hace ni mejor ni peor, simplemente una persona con criterio propio. Pero no, ahora se rasgan las vestiduras defendiendo lo indefendible y creyendo que a más porquerías que se dicen del oponente, el otro resalta y sus defectos quedan enterrados por arte de magia. Como si a los candidatos les importara este chismerío de pasillo…


No voy a hacer ningún análisis profundo y profesional, de esos hay muchos, esos se los dejo a los expertos politólogos, economistas, periodistas y demás, yo doy mi humilde opinión, como una ciudadana del montón, común y corriente… y “de mente corta”, pues según dicen mis conocidos en las redes, los que votamos por Duque somos brutos, ignorantes, carentes de ética y principios, delincuentes… Pero ellos, los que apoyan a Petro, son educados, estudiados, correctos, analíticos, decentes, nobles, mejor dicho, un manojo de virtudes y cualidades. Estaría bueno que vuelva Jota María Valencia con sus Solteros sin compromiso y se lancen y puedan inundar a Colombia con tanta maravilla.

No soy Uribista, no soy Duquista, no soy Petrista, no soy de derecha ni de izquierda, ni azul, ni roja, ni verde, no soy de ningún partido. Soy Olga María Otero Palau (así reniegue del María) y apoyo al candidato que a MI me parece que reúne las cualidades que a MI me gustan, que propone cosas con las que me siento identificada y representada. En este caso es Iván Duque. Obviamente no comparto todo (como tampoco comparto todo lo de mis amigas, marido o familia) y creo que hay cosas que tiene que cambiar, otras por mejorar, algunas para incluir, algunas otras para eliminar, pero también creo que tiene el carácter, la estructura, las ganas, el corazón, las bases y las capacidades para hacerlo. No existe el paquete completo, en nada. Me inspira confianza, me da esperanza, le creo, como hace mucho no lo hacía con ningún candidato.


La verdad no entiendo cómo diablos Gustavo Petro pasó a la segunda vuelta. En ningún escenario me imaginaba que este tipo tendría una mínima posibilidad de llegar a la Casa de Nariño, pero se acerca y sinceramente me da pánico. Sus seguidores hablan de él como si fuera un ciudadano ejemplar e ilustre, háganme el favor, semejante caudillito de medio pelo, hampón y para rematar, pésimo administrador. No creo que haría mejor trabajo que el que hizo en la Alcaldía de Bogotá… Ya demostró que esos cargos le quedan grandes, que no está preparado, y para mí reúne los peores defectos de la raza humana: soberbio, pedante, resentido, terco, egocéntrico, déspota, caprichoso, prepotente, ambicioso, egoísta, mentiroso, autoritario, con ínfulas mesiánicas de superioridad, solo por nombrar algunas… Y si mencionamos su turbio y oscuro pasado de ex guerrillero (extosionador, asesino, corrupto)… Apague y vámonos.

Y para atacar a Duque siempre con la lora de Uribe, ufffff, disco rallado. El candidato no es Álvaro Uribe Vélez, es Iván Duque. Uribe lo apoya, así como las FARC y otros apoyan a Petro. Que Uribe es paraco, que Uribe esto, que Uribe lo otro (y lo que sea, es él, no Duque)… ¿y Petro y su entorno qué son?, ¿las carmelitas descalzas? A ver, un poco de coherencia. Juzguemos a Duque como una persona individual, no se puede saber la influencia de los otros en él hasta no darle la oportunidad. La historia nos ha demostrado que en la política nada está escrito, aunque hagan la payasada de intentarlo, que hay nuevas uniones, que hay rupturas, que es cambiante… Estamos viviendo un momento histórico en el cual los jóvenes preparados se están comprometiendo con el mundo, con su entorno, tomando las riendas, rompiendo las cadenas, y que bueno sería ver una cara fresca representándonos.

Yo nunca podría apoyar a una persona como Gustavo Petro, por mi historia, porque mis principios no me lo permiten, porque guerrilleros como él destrozaron a mi familia. Y son cosas que nunca se olvidan, dolores que siempre nos acompañan, momentos que nos mueven la cabeza. Si cambió perfecto, pero me parece que no es una persona confiable, transforma su discurso y lo amaña a su conveniencia, predica pero no aplica… Así que no merece ni comparación con José Mujica, el ex presidente uruguayo, también ex guerrillero pero realmente un hombre humilde, coherente, austero, compasivo... Si se hiciera borrón y cuenta nueva con Petro, si se dejara de lado todo lo que fue, lo que es tampoco me gusta. Le falta calidad humana y don de gentes (lo que odiaba este juego de palabras pero lo necesario que es tenerlo), cualidades necesarias para manejar un país, el futuro de millones de personas.

Desafortunadamente, parece que este año votáramos en contra y no a favor. Mi voto no es contra Petro, mi voto es para Duque y lo hago con convicción. Admito que me disgusta un poco oírlo cantando por todo lado, pero hasta buena voz tiene, otro plus, y quién soy yo para juzgarlo si cuando me tomo 3 tragos me creo Celia Cruz… y ni el azúcar me sale. Ah, y habla inglés bonito, con buena pronunciación, desenvuelto, ya nos merecemos un presidente que nos haga quedar bien en el exterior, que pueda hablar de tú a tú con otros dirigentes, ¿no? Puede sonar superficial pero que entienda y se haga entender en todos los campos que le competen es otra cosa, sin intermediarios, sin intérpretes. Acá les va el listado de las que considero sus cualidades: inteligente, culto, capaz, preparado, comprometido, hábil, maduro, elocuente, carismático… Parezco fanática pero de verdad a ese pollo yo lo apoyo, jajaja. Duque no es Uribe y Petro… es Petro…


Y si gana Petro, con toda el alma espero equivocarme, por mi país, por todos, que me haga callar. Si gana Duque, espero que demuestre de qué está hecho, que los que confiamos en él teníamos razón, que se merecía nuestro voto, y que sea un maravilloso Presidente. Si llega y no es lo que creía, pues me tragaré mis palabras, una por una, y las pasaré con unas deliciosas cervezas bien frías y con Silvestre Dangond de fondo para hacerlo más digerible.

Amigos, gane el que sea, no más ataques, volvamos a hacer de las redes un espacio ameno, divertido, compartamos las cosas maravillosas de la vida, que vuelvan los post de comida, de vacaciones, de hijos, de chistes, no rompamos más las bolas con la política. Todos a votar por el que crean mejor. En un año ya podremos decir si mejoró, empeoró o quedó igual nuestra tierrita y que lo importante siempre sea la personalidad.


viernes, 26 de agosto de 2016

SE BUSCAN


Cualquiera de las dos es bien recibida.
La primera desapareció hace unos 14 años, todo indica un rapto alienígena, no se supo más de ella...
La segunda se perdió hace 7 - 8 años, no hay rastros de ella. Investigan si el matrimonio, la maternidad, el encierro, el sedentarismo, la cerveza, las papas de jalapeño, la pizza y algunos otros alimentos "chatarra" tienen algo que ver con su desaparición.
Recompensa: una porción de empanadas

miércoles, 4 de mayo de 2016

DE VICIOS Y MANÍAS


Cuenta una vieja leyenda que siempre he tenido mis rarezas con el pelo. Chiquita me chupaba el dedo gordo de la mano izquierda y con la derecha me hacía esculturas en mi cabeza, unos enredos en el pelo imposibles de desenredar, hasta que mi mamá se cansó, me lo cortó, y quedé como un varón (lo odié a más no poder y para rematar en todo lado me preguntaban: ¿qué quiere el niño? Mirada asesina de mi parte y un “soy una niña). Pero solucionó el problema. Después fue la moda de “comerse el pelo” y yo lo hacía, aunque no era literal, en realidad me chupaba las puntas, quedaban tiesas y hediondas, y me hacía cosquillas en las mejillas. Muchas lo hacíamos, fue como un boom junto a comerse las uñas, era “cool” hacerlo, estaba de moda.

En primero de bachillerato inicié una labor más seria y dedicada con mi pelo. Empecé a arrancármelo, de raíz y con ganas… Años después supe que es un trastorno del control de impulsos llamado tricotilomanía. Todo por los nervios y el estrés de no saber nada en los exámenes, era muy vaga y mala estudiante. Cada que había una prueba me dedicaba a arrancármelo y a jugar con él (mientras alguien me soplaba alguna respuesta), y después lo tiraba al piso. Casi a diario las baldosas de mi lado derecho del pupitre terminaban cubiertas por una desordenada peluca, y como siempre me lo he arrancado de un solo sector de la cabeza, esa zona se empezó a quedar calva. A esa edad me avergonzaba un poco y hacía de todo para taparme “el hueco”, ahora no me importa y tengo todavía esa zona más despoblada que el resto. Nunca me lo tragué (tricofagia), simplemente me gustaba y me sigue gustando el dolorcito de la arrancada y todo el ritual que implica hacerlo, pues no es algo al azar, se van descartando los pelos del montoncito agarrado hasta dar con el que es, con el que hay que arrancar.

Perdonarán el uso excesivo de la palabra pelo pero con cabello nunca pude. Lo dejé de hacer un tiempo, me creció el pelo, pero de vez en cuando lo retomo, me fascina, me entretiene… A veces lo hago por nervios o estrés y otras simplemente porque me gusta el jueguito, el dolor, el desafío que implica arrancarse los chiquitos que van creciendo. Lo hago mientras espero en un semáforo en rojo, mientras veo una película, mientras escribo… Ahora trato de parar este vicio pues después de la maternidad se me cae solo y en cantidades alarmantes. Aunque creo que esta manía me sirvió para despreocuparme del pelo, teñírmelo de colores, cortármelo, raparme, jugar siempre con él sin pensar en los resultados, dispuesta a cambiar.

Otro secreto… ¡Duermo con muñecos! Ya no me acuerdo cuándo nació esta necesidad de hacerlo, rodeada de diferentes estilos y tamaños de acompañantes inanimados, pero me cuesta conciliar el sueño cuando no los tengo en mi cama; necesito 3 para poder hacerlo bien, cada uno cumple su propósito en mi lecho. Una gran amiga un par de décadas atrás, me regaló un perro shar pei de peluche, que estuvo de adorno encima de mi cama por mucho tiempo, hasta que en algún momento pasó a ser abrazable y esencial en mi dormida.

También hace ya muchos años, en una de esas tiendas gringas multimarcas en las que venden de todito, encontré a Sydney Greensheep Eyepillow, un muñeco largo con relleno oloroso (se acaba rápido afortunadamente porque soy alérgica) y suave que se supone que ayudaba a relajarse, y lo usaba para taparme los ojos, me encantaba sentir su peso en mi cara. Una vez cumplió su ciclo, investigué la marca, Herbal Animals, y descubrí toda una gama de eyepillows y los maravillosos neckpillows (no sé porqué los descontinuaron, ayuda!!!) con coquetos nombres y se volvieron indispensables en mi vida, una adicción. Así que por mi cama han pasado varios… Alexander Graham Bull, Abra K’ Zebra, Isadora Dolphing, Cowlamity Jane, Harry Elephante, Leonardo Deer Vinci, Lolanna Iguana, Silvester Stallion, MonkeyShine, Rudi Rabbit… Y se viene ¡¡¡Leopardo Di Caprio!!! Sus usos fueron mutando... Actualmente duermo con el eyepillow en el cuello para evitar papada y si veo TV también lo uso, el grande para taparme los ojos y "perri" es el que abrazo cuando duermo de medio lado, odio que el brazo que queda arriba me quede suelto, perdido, desgonzado.


Con estas dos manías parezco de atar, lo sé, pero tengo más… Muchos vicios, TOCs, que vienen de tiempo atrás, otros que se van sumando con el correr de los años… No puedo salir de mi casa sin gafas de sol (sin importar que esté nublado, siempre las tengo puestas y en interiores también), aretes, mi lima (arma de defensa personal) y la boca pintada, aunque esta última a veces se me pasa y parezco un fantasma. Me lavo las manos muuuuchas veces al día, no puedo dormirme si las puertas no están bien cerradas o los zapatos bien puestos. Ordeno la ropa por colores y mangas (sisa, corta, larga), y los billetes los guardo en orden decreciente y todos con la carita para el mismo lado. También cuando pongo a secar la ropa de mi hija, la cuelgo de forma tal que en cada cable del tendedero quede la pinta como la usó. Aunque me gustan los números impares, el volumen del TV me gusta que quede en par. Limpio debajo del asiento del inodoro después de usarlo, siempre que voy a salir de casa, llamo el ascensor y me devuelvo a revisar que el horno y la estufa estén apagados (creo que en otra vida morí en un incendio). Seguro se me están pasando algunas…

Y si, como diría mi padre, soy una piñata, llena de maricadas. Creo que seré una mujer mayor excéntrica, extravagante y calva, ya me he arrancado como 40 pelos mientras escribo, así que mejor empiezo a ver cómo voy dejando tanta pendejada de lado, no vaya a ser que termine como Melvin Udall (Jack Nicholcon) de “As good as it gets".

lunes, 4 de abril de 2016

TRANQUILOS, ELLA VA A ESTAR BIEN


Me preocupa la preocupación de la gente (valga la redundancia) porque Martina es hija única. Como si solo los niños con hermanos pudieran ser felices, cien por ciento dichosos y plenos. Pero los únicos no, pobres… Como si los hijos únicos estuvieran destinados al aburrimiento, la soledad, la tristeza y la amargura. Pues no, me niego a pensar así. Me niego a creer que Martina necesita un hermano/a para tener una “mejor vida” y nosotros otro hijo para ser una familia completa. ¿En qué siglo vivimos? Una pareja sin hijos o del mismo sexo también es una familia, cada cual arma la suya como le plazca.

Ese vicio imparable de la sociedad en poner rótulos, en ubicar a las personas en algún grupo, esa necesidad de imponer cánones, patrones, leyes a copiar, modelos de vida a seguir; como si la felicidad de todos dependiera de lo mismo, como si la felicidad personal tuviera las mismas bases… Si estamos solos que por qué y especulan los motivos de la soledad. Se consigue novio y ¿para cuándo el matrimonio? Llega el día de dar el sí y empiezan a pedir un hijo, un retoño – casi obligatorio - para completar la familia. Se tiene el hijo y fuáquete, sin anestesia, ¿para cuándo la parejita? Y así sucesivamente, dentro de poco exigen el divorcio después del tercer hijo o de los 20 años de casados, y si ya procreó un número bonito, listo, muérase. Como si la vida solo se tratara de procrear y multiplicarse…

Odio cuando por inercia y costumbre caigo en esas preguntas pendejas, repito los patrones que tanto critico, me oigo, caigo en cuenta y solo pienso: trágame tierra, que boba que puedo llegar a ser. Es como que ya está establecido en el chip interno, como una forma de hacer conversación, ¡la peor! Pero últimamente me siento regañada por no querer más hijos, por sentirme completa con la única que tengo… Todo el mundo me cuestiona, me critica, que cómo le hago eso a Martina, que cómo la voy a dejar sola, que qué pasará el día de mañana… Lo único que pasará es que ella escogerá sus propios hermanos con los amigos que le da la vida, ella elegirá con quién compartir sus días, sus alegrías y sus tristezas. Y si el de arriba me lo permite, seguirá teniendo una mamá presente e intensa, que goza viéndola crecer, crear y soñar...

He sido madre 24/7 durante 5 años, 3 meses y 15 días. Y lo de 24/7 es en serio. No trabajo (formalmente hablando pues el trabajo de la casa, como siempre se ha dicho, es el más duro, menos reconocido y mal pago) así que nunca tuve niñera, no tengo empleada (solo viene una chica a ayudarme con el aseo de la casa una vez por semana), mi familia está lejos y la de mi marido a una distancia importante que no me permite dejársela mientras hago alguna vueltica. Somos ella y yo, solas todo el día y juntas para todo lado, un pegote. Yo la baño, le hago el desayuno, el almuerzo, la llevo al colegio, la recojo, la traslado a las clases extracurriculares, la espero, jugamos, vemos películas, salimos a patinar, nos maquillamos, nos hacemos las uñas, ordenamos, le lavo los dientes, y tenemos tardes y noches de chicas (si, le fascinan, como si no fuera nuestro diario vivir...). Ojo, el padre colabora pero siempre lo buscan a uno y yo soy la que está con ella toooodo el día.

Aunque siempre creí que tendría 2 o 3 hijos, la vida y sus vueltas me llevaron a quedarme con una nena que tiene la energía de 3 niños, la habladera de 5 y mil cosas maravillosas, otras no tanto, que se multiplican y no paran. A mis casi 39 años me siento agotada, sin paciencia (la señorita tiene su carácter) y lista para emprender otra etapa en mi vida. Así que no, no quiero más hijos, no siento que vaya a poder con otro, que esté igual de entregada y comprometida... Y no me parece ni un pecado ni un misterio ni mucho menos egoísmo. Simplemente me siento feliz y conforme con la familia que tengo.

Pongámonos siempre en los zapatos del otro. Nadie conoce los motivos de los demás para sus elecciones de vida. En el caso de los hijos, capaz y la pareja no pueda tener otro por motivo de infertilidad, puede llevar innumerables tratamientos, algunos abortos indeseados y se rindió. Puede ser por motivos económicos, desempleo del marido y los números no dan. Puede que su único y amado hijo sea una personita difícil de manejar y no se sienta capaz de enfrentarse otra vez a la maternidad. También que siempre tuvo claro que solo quería un hijo. O que considera que no vale la pena traer más vidas a este caótico mundo en el que vivimos… Puede haber miles de razones y son todas válidas. Por eso me cansa un poco la mirada castigadora, reprochadora, juzgadora, pero no tengo huecos ni vacíos que llenar (bien rellenita que si estoy). Pensándolo bien, en realidad no me preocupa si los desvela la “soledad” de mi hija, problema de ellos por meterse en las decisiones ajenas. Yo me dedicaré a seguir disfrutando todas las etapas de madre e hija que nos esperan y a tratar de no hacer más acotaciones pelotudas cuando hable con mujeres sin hijos o que decidieron quedarse con uno solo.