jueves, 22 de agosto de 2013

EN LAS GARRAS DE DEXTER

Caí rendida a los pies del famoso asesino en serie, me devoro los capítulos, uno tras otro sin descanso; no tiendo la cama, no arreglo la cocina y tampoco guardo la ropa por estar pegada a él y a sus andanzas. Ya llegué a la última temporada y la única razón por la que saco tiempo para contarlo es porque el episodio que sigue se demora eternidades en bajar. Estoy ansiosa, nerviosa, emocionada, aterrada y triste, lo admito, la tristeza de saber que ya pronto no lo volveré a ver me tiene cabizbaja, deprimida… Estas series no debían acabarse nunca, pero el tema se agota.

Los que no la han visto, ¿qué esperan? Es la historia de un forense especializado en análisis de salpicaduras de sangre de la Policía de Miami, quien también es un sicópata, un asesino serial, encargado de deshacerse de la basura criminal que habita las calles de la ciudad ya que la justicia no puede. Wowwww. Michael C. Hall y su carita al principio no me convencían, es muy por el estilo de Matt Damon que cero me gusta, pero con el pasar del tiempo me fue comprando y ahora soy toda suya, que me perdone mi marido, pero esa miradita de malo y que uno sabe que algo se trae, es sexy.

Hay noches en que sueño con él, nada erótico, sexual o por el estilo, simplemente soy su amiga, su confidente y lo ayudo, mejor dicho, lo oigo y le doy un par de consejos. Yo que en mi vida sólo he matado intencionalmente a un pato cuando era pequeña, yo que de adulta he tenido ganas locas de eliminar a varios perros, pero que se queda en eso, en ganas, yo que soy muy buena, yo, yo, yo soy SU amiga. No quiero decir que Dexter haya despertado mi lado criminal pero lo aplaudo, lo admiro y en la vida real lo quisiera tener de mi lado, en mi parche, compartiendo un par de cervezas… Hasta mi lima le prestaría, mi preciada lima, mi arma, tal vez la podría incorporar en su “kit de limpieza”, él si me podría enseñar a defenderme con ella.

Cada que veo en los noticieros, periódicos e Internet las atrocidades cometidas por violadores, asesinos, pedófilos, guerrilleros y malandros en general, y en su mayoría reincidentes, constato que la justicia está coja, que faltan leyes fuertes, que la pena de muerte y la cadena perpetua debían aplicarse con mano dura en todo el mundo, que a veces estamos solos, que somos vulnerables a cualquier ataque… Pero si todas las ciudades tuvieran aunque sea un Dexter en sus filas aplicando el Código de Harry, la Ley del Talión, podríamos respirar más tranquilos… Puede que suene cruel, el mundo es cruel, somos simplemente víctimas de mucho enfermo suelto… Necesitamos a Dexter. ¡Que viva DEXTER! ¿Quién me regala una D?...