No entiendo la capacidad canina para ladrar sin parar durante horas... wow, ¡estoy aterrada! Un bebé se cansa de llorar, una persona se cansa de hablar (bueno conozco algunas excepciones, pero son pocas, todos nos cansamos en algún momento), pero estos benditos animales pueden ladrar durante horas seguidas con la misma frecuencia, el mismo volumen y no se cansan... ¡increíble! Llevo meses soportando perros de vecinos ladrar eufórica y desenfrenadamente durante 4, 5, 6 horas seguidas; interrumpiendo mi sagrado sueño y mi anhelada tranquilidad. Y con esto que no se meta nadie. No hay tapones ni música ni nada que pueda opacar este ruido...
Los primeros ladridos empezaron en las madrugadas de los fines de semana. No era raro que un domingo a las 4:00 a.m. me levantara con ese molesto ruido retumbando en mi cabeza. La primera vez lo dejé pasar. Volvieron los ladridos y los volví a dejar pasar. Ya la tercera vez, domingo a las 6:00 a.m., no pude soportarlo más y decidí tomar cartas en el asunto... Me levanté, me lavé los dientes, me puse bata y tenis y salí a investigar... Siempre oía los ladridos arriba, en realidad era como si tuviera al perro encerrado en mi baño, pero parecían venir de arriba... Yo estoy en el 7 piso así que solo me tocaba investigar el 8 y 9. Subí en el ascensor y paré en ambos pisos, pegué la oreja a las puertas y nada... Volví a mi casa y los ladridos seguían llegando, creí entonces que el perro debía estar en alguno de los apartamentos del lado, con los que no comparto ascensor... Desilusionada traté de dormirme pero fue imposible, estaba al borde de la locura con tanto aullido. Y no podía poner la queja en la administración pues no sabía de dónde venían...
Solo fue cuestión de esperar otra semana a que volvieran los ladridos. Nuevamente me lancé a su búsqueda. Esta vez se me ocurrió parar en el 6 piso y para mi “grata” sorpresa allí descubrí el lugar del que procedía mi dolor de cabeza... Pegué la oreja un par de veces para convencerme pues para mi era raro que el perro estuviera ahí. Convencida bajé a la portería para dar la queja formal y pedir ayuda. Fui con la persona de seguridad a tocar la puerta pero nadie abrió. Un poco más tranquila volví a mi casa, dichosa con mi nuevo descubrimiento: ¡el enemigo estaba en el 6F! No pude dormir pero ya el problema tenía puerta, número y letra. Al cabo de un par de horas cesaron los ladridos y empezaron los tacones... Así que la “taconiadera” también era del 6F y no del 8 como siempre lo había pensado. Todo tenía conexión ahora. La acústica de este edificio es de locos...
Bajé con mi marido a hablar con el dueño del perro, mejor ir acompañada por si resultaba ser un borracho agresivo y grosero, aunque con mi histeria seguramente lo hubiera levantado yo a trompadas. Abrió una mujer, quien usaba unos tacos/tacones altísimos y seguida por un perro salchicha. Todo cerraba a la perfección. Le expliqué mi molestia y efectivamente confirmó que cuando se iba dejaba al perro encerrado en su baño (mi baño). Hablamos y aunque insistió en que era su día de descanso, su día de salir de fiesta (con un extraño horario... domingos de 4:00 a 7:00 a.m. casi siempre...) iba a tratar de solucionarlo. Le propuse que se lo llevara, que se lo dejara a una amiga, que le pusiera bozal... pero dijo que lo encerraría ahora en la cocina.
Ese fue el primer caso y el más difícil de resolver. Los otros fueron más sencillos por la ubicación de los animales. Otro de los perros que me quita el sueño es un french poodle que está en el apartamento del lado. Después de muchos ladridos fue tan simple como salir al balcón, verlo y oírlo ladrándome con ese insoportable tono. Llamé inmediatamente a dar la queja. El otro lo tengo en la torre del frente. Es un perro mucho más grande, parece un labrador, y ya se imaginarán el sonido de sus aullidos... Es insoportable. Hace poco lo dejaron un feriado solo en el balcón y ladró 4 días de corrido, sin mencionar las cagadas que dejó por toda la terraza... Casi me toca irme de mi casa. También me quejé.
Como verán tengo un grave problema canino y quiero eliminarlo. Bueno en realidad son varios pues últimamente he detectado un cuarto ladrido sin ubicar aún... Hice lo pertinente, puse las respectivas quejas en la administración para así darle la oportunidad a sus dueños de recapacitar y educarlos, llevárselos consigo cuando abandonen el departamento, ponerles bozal, prestarlos, cambiarlos por ropa, regalarlos o lo que sea... pero nada de esto pasó, los ladridos siguen retumbando en mis oídos y en estos días sólo he tenido ganas de eliminarlos, de borrarlos del edificio y de mi vida, para siempre!!!! Yo sé que es muy cruel pero siento que es mi única salida... Ya hasta he pensado en la forma de hacerlo...
No crean que soy desalmada ni mala persona pero mi lema en la vida es no hacerle a los demás lo que no quiero que me hagan a mi. Toda mi familia tiene perros, mi mamá, mi hermano, mi hermana pero nunca los oí ladrar de esta forma, gracias a Dios porque a esos si les metía su buena patada. En fin, espero que solucionen rápido esto porque estoy cansada de soportar lo ladridos ajenos, me pone loca ese ruido, me saca de las casillas y la histeria se apodera de mi. Seguiré quejándome cada que alguno intervenga en mi vida esperendo enloquecerlos más yo a ellos para que hagan algo. Les doy 1 mes sino le voy a pedir un rifle de copas al niño Dios (me imagino que todavía existen, en mi infancia con mi hermano le disparábamos a los murciélagos con esto y caían) para deshacerme del labrador y del french poodle que los tengo a la vista, y al salchicha que nunca veo (pero si que oigo) podría pasarle comida envenenada por debajo de la puerta cuando lo dejen solo...
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