viernes, 2 de octubre de 2015

SENTIDO COMÚN DE MADRE


Desde que el test casero da positivo, el embarazo y la maternidad se vienen encima en un abrir y cerrar de ojos, y empieza un nuevo mundo a apoderarse de nosotras, las mujeres… Y por ahí derecho, todos los dedos a señalarnos y a juzgarnos sin misericordia… Se convierte uno en un conejillo de indias, expuesto a todas las críticas del círculo cercano y lejano, pues la tecnología así lo permite... Nadie se escapa, es un callejón sin salida. La madre, la suegra, las amigas, las enemigas, las ligeramente conocidas, las que ni siquiera han sido mamás y hasta el computador/la computadora (acá es femenino), se sienten con el poder de señalarnos lo mal que estamos haciendo las cosas, el fracaso que seremos como madres si seguimos actuando así…

Si uno prefiere la cesárea al parto natural, terrible, por algo la naturaleza lo quiere así. Allá ella, yo preferí otra cosa. Obviamente muchas madres me miraron con “cara de traste” por mi decisión, pero me hizo feliz y esa era mi intención. La importancia de la amamantada en el desarrollo del bebé, del vínculo y todo lo positivo que es dar teta, no lo discuto y fue mi intención, pero mi Amigo de arriba me castigó por gula y mula (subí 33 Kg en el embarazo y los iba a perder amamantando) y no me salió una gota, así que Martina creció con leche de caja y por ahí anda revoloteando lo más de bien.

Y empiezan los listados y las dudas a invadir la vida familiar. Las cosas que hay que hacer si se levanta llorando en las noches, cómo hacer para tener un hijo saludable, qué hacer para quitarle el chupo, ¿colecho o no colecho?, el daño que causan los padres conductistas (ahora ni castigar podemos), cómo lograr que compartan, las 10 cosas que jamás se les debe decir, cuándo es el momento perfecto para encargar el segundo hijo, cómo entrenarlo para dejar el pañal, reglas a seguir si se quiere tener un hijo exitoso, lo que se debe hacer para evitar tener un hijo malcriado… Ahora hasta se han inventado nuevas formas para preguntar sin preguntar, para decir sin decir, para hacer sin hacer y un millón y medio más de cosas que nos saturan y nos ponen en el banquillo a diario; cosas simples que uno puede ir descubriendo en el recorrido de este hermoso y tortuoso camino, sin tanta guía, sin tanta presión, siendo y dejando ser…

Admito que el único consejo que he tratado de seguir con mi hija, es el de no obligarla a saludar de beso o abrazo a todo el mundo (leí que al hacerlo, sienten que no tienen control sobre su cuerpo y por eso pueden ser más vulnerables a los abusos… Toda una teoría que me pareció coherente). Con que diga hola y sonría, me basta, que sea más expresiva con quien ella quiera. Ah, y la compartida de sus cosas con niños que no conoce, que nunca ha visto en su corta vida y que la angustia, tampoco me enloquece; los adultos no vamos prestándole el computador, el celular o cualquier objeto de nuestra pertenencia a alguien que se sienta cerca nuestro en un café o en un parque, entonces ¿por qué obligarlos?, ¿por qué no esperar que ellos solos rompan el hielo, vayan aflojando y decidan si quieren compartirlo?

Yo no soy ejemplo de nada. A Martina, mi hija de cuatro años y medio, le quité el chupo a los tres, todavía toma tete/mamadera por las mañanas y las noches, duerme con pañal, le doy la comida, le lavo los dientes y otros detalles que para muchos debimos haber dejado de hacer hace tiempo; pero yo lejos de sentirme culpable, me siento… normal… tranquila… No veo porqué el afán de que hagan todo rápido, yo prefiero que disfrute de esos pequeños placeres de la vida… Y también nos ha ido bien con otras. Durmió de corrido toda la noche desde los 3 meses (y duerme mínimo 9 horas), nunca se pasó a nuestra cama (le fascina dormir en la suya), se duerme siempre sola, no come moco, come verduras, no toma gaseosas, es curiosa, avispada…

Y la vida se va volviendo un entrenamiento y una competencia, empiezan las odiosas comparaciones… “mi hijo a los tantos años hizo esto, ¿el tuyo?”. Y como las amigas, en su mayoría, están en la mismas, entonces invadimos las redes con links de consejos, pruebas, listas y todo el mundo sabe qué es lo mejor para nuestros hijos, lo que más les conviene, como si los hubieran parido, como si hubieran convivido con ellos toda su vida… Y nos estresamos en esta eterna maratón de la maternidad, nos preocupamos, investigamos cualquier cosa que nos parezca “anormal” y hasta llegamos a evaluar llevarlos a psicólogos, psicopedagogos, psicoterapeutas o algún psico que nos ayude a “enderezarlos”, cuando la mayoría de cambios hacen parte del proceso.

Ser mamá no es nada fácil, no hay una única fórmula que nos funcione a la mayoría. Los niños son todos diferentes y vienen sin instrucciones personales, las generales están en Google. Nos toca ir descubriendo de la mano de ellos lo que nos funciona y lo que no. Hay saturación de información y vamos por la vida absorbiéndola como esponjas y poniéndonos límites muy altos e inalcanzables. Hace mucho dejé de procesar tanta lora, busco lo puntual y trato de relajarme. Sería ideal volver a lo básico, la ley del descarte, la prueba y el error, el instinto maternal... Así que antes de criticarme, piénsenlo dos veces, primero porque no me importa, y segundo, porque seguro también tengo muchas cosas que decirles sobre su labor y no las querrán oír… Ahora trato de no juzgar y dar consejos si me lo piden, cada uno lleva su propia cruz de crianza. Seamos cómplices y démonos una mano. Oigamos sin reprochar, opinemos sin lastimar. Saquemos el sexto sentido, el tacto, el olfato y cuantos sentidos más sean necesarios para hacernos la vida más fácil y poder disfrutar la maternidad.

2 comentarios:

  1. Hola Olga! Cuando me recomiendan un blog, tengo la costumbre de leer desde el origen hasta la actualidad (el 60% de los casos quedo en el camino), debo decir que adoré tu autenticidad al tocar temas desde banales hasta profundamente duros.
    Siempre me pareció que cuando leen el blog de uno, aunque sea sobre cosas puntuales como opinión política, manualidades o maternidad, los lectores nos conocen mejor. Me gustó conocerte mas.
    En cuanto a este post, estoy completamente en sintonia con vos en aquello de relajarse, confiar en el instinto y dedicarse a querer a nuestros pichoncitos... durante el primer año de Rami anduve muy preocupada por lo que recomendaban todos y me sentí malisima madre porque siempre "decepcionaba" a alguien... hasta que me canse de esas pediatras que me decían que hago todo mal, que mi familia me juzgara por darle la teta, que en el trabajo me señalaran por "malcriarlo" y mande a todos al diablo, hoy somos felices mi hijo y yo, eso es lo único que me importa.
    Espero que sigas escribiendo porque lo haces bien.

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    1. Hola Gri, mil gracias por tu comentario, da gusto saber que te leen y les gusta!!! La maternidad es un camino complicado y está en nosotras hacerlo más fácil y dejarnos llevar por lo que consideramos mejor. Espero te sigan gustando los futuros artículos. Un abrazo!!!

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