Mujer, madre, esposa, hija, hermana y amiga. Bienvenidos a mi universo colorido y recargado, mi lugar de confesión y desahogo, espacio en el que opino libremente sobre diferentes temas, tratando de ver SIEMPRE la vida con humor.
viernes, 30 de marzo de 2012
ODA A MI LIMA QUERIDA
No hablo de la ciudad de Lima, capital de Perú, tampoco hablo de la fruta cítrica que me fascina. Hablo del objeto, en ocasiones de acero, para desgastar, alisar o pulir alguna superficie; en este caso la que usamos las mujeres para limarnos las uñas... Esa lima… MI lima, mi compañera inseparable, mi escudo, mi respaldo, mi as bajo la manga…
Hace ya varios años que mi lima se ha convertido en mi arma de defensa personal (afortunadamente sin ser utilizada), en mi tranquilidad... Suena loco pero así es, no puedo salir a la calle sin tenerla empuñada en la mano porque me siento desprotegida, vulnerable, siento que cualquier cosa me puede pasar... Si se me llega a olvidar y caigo en cuenta a una distancia prudencial de casa, me devuelvo a buscarla. Si se me pierde, la angustia se apodera de mí, pongo todo patas arriba y la busco sin parar; y por obra y gracia del Espíritu Santo aparece en el lugar menos pensado.
Mi paranoia empezó hace aproximadamente 9 años, meses después de llegar a vivir a Argentina. Con las noticias amarillistas de los periódicos y noticieros que te llenan la cabeza con los peligros de la calle, el ser extranjera y supuestamente por eso presa fácil, la caminadera y cogedera de taxi en cualquier lugar y a cualquier hora (y en algunas ocasiones en cualquier estado) y un poco de locura y prevención, la lima se convirtió en un extensión de mi mano y me hizo la vida más tranquila y segura.
De verdad me hace sentir muy protegida, hasta considero que puedo matar animales salvajes con ella, o en su defecto, herirlos o espantarlos... En uno de los safaris de la luna de miel (Sudáfrica) estábamos parqueados, rodeados de tigres y leones, y ya se imaginarán mi susto, tenía un cagazo increíble pues los animales no me quieren mucho, no tengo química animal. Sentía que en cualquier momento podían rebelarse, saltar y comernos, y yo estaba más flaca pero gustosa, así que seguro alguno se encargaba de mí. Pero como soy muy precavida llevé la lima, me llené de confianza y pude disfrutar de estas fieras en su hábitat natural.
Así que no hay ser humano o animal que se pueda resistir a mi lima (digo yo). Siempre que la tengo aparento estar limándome las uñas, pero es simplemente un truco para que mi posible agresor o enemigo vea que tengo con qué defenderme, que daré la pelea, que no seré una presa fácil, que soy de armas tomar... Aunque seguro se va a volver en mi contra y con ella misma me amenazarán y me la terminarán clavando… pero bueno, es un riesgo que tengo que correr porque me siento invencible en su compañía. Ya tengo analizados los puntos de ataque (la yugular, la aorta), mi posición en el taxi para dejar tuerto al conductor, las maromas que tengo que hacer si es un ataque callejero, todo...
Para no enloquecerme con su pérdida, me compré varias del mismo modelo: mango largo empuñable, punta afilada, dura, resistente y extensa. Así que las tengo distribuidas estratégicamente. Una conmigo, ya sea en las manos, en el bolsillo de la chaqueta o camuflada en las pulseras; otra en el estuche de las gafas (que casi siempre tengo en la mochila) y la tercera en mi mesa de noche, aunque sinceramente creo que la debería cambiar por un bate de beisbol que puede llegar a ser más útil, y además corre el riesgo de terminar clavada en mi marido en una de esas noches de ronquidos interminables y fuertes que no me dejan dormir y me posee el desespero... El bate sería inconcebible usarlo pero un buen chuzón no vendría mal... Obviamente a veces salgo y no llevo ninguna y es tenaz...
¿Qué sería de He-Man sin su espada mágica o de Luke Skywalker sin su sable láser? Nada, se desdibujarían, perderían su calidad de héroes y serían vencidos por sus enemigos… Así me siento yo sin mi lima, incompleta, perdida… ¡Ella me da el poder! Así que no me busquen que siempre estoy lista, con la lima encima y con un poco de ganas de convertirme en heroína...
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